lunes, septiembre 07, 2009

Una herencia incalculable

El próximo mundial de Sudáfrica puede celebrarse sin la participación de los dos mejores del mundo. La Portugal de Ronaldo está prácticamente fuera a falta de un milagro: dependen de la suerte y, lo que se antoja más difícil, tienen que ganar los partidos que le quedan. Digo difícil porque, a pesar de que resulte increíble con la plantilla que tiene, Portugal no juega a nada y se arrastra por cada campo que pisa. En el otro lado del charco, la Argentina de un Maradona que perderá gran parte de su imagen al finalizar su etapa como seleccionador si sigue así, está contra las cuerdas. De su zona pasan 4 y va cuarta. Hasta aquí parece que tampoco hay muchos apuros, pero se entiende la ansiedad cuando ves que Argentina ha perdido tres de sus últimos cuatro partidos. Maradona aún no sabe a qué quiere que juegue su Argentina y el equipo vaga sin rumbo.

De las grandes selecciones, parece que sólo Alemania, Inglaterra, Brasil, Holanda y España tienen claro un estilo y una manera de hacer las cosas. Unos se basan en su tradición guerrera (los germanos), otros en el hermetismo defensivo como axioma (los de Capello), otros en la velocidad (holandeses) y los últimos en el tan manido tiki-taka, caso de los españoles. Las otras 'grandes', como Francia o Italia tienen más problemas de los esperados en grupos menores, aunque su clasificación no corre peligro. Los franceses siguen con un Domenech que da más penas que alegrías y los italianos afrontan una renovación generacional que, si no fuera porque son italianos y ya sabemos cómo son, los incapacitaría para luchar por cualquier título a corto plazo.

Así, las anteriormente citadas selecciones, esas que poseen un estilo y una manera de hacer, son el oasis en medio del desierto. Lo suyo no es nada fácil: el seleccionador ve a sus jugadores juntos pocas veces al año y ha de lograr que esos hombres se conjunten bien, que no haya lucha de egos y que asimilen, en menos de una semana, un estilo y unas directrices. Es una tarea enormemente difícil y que requiere además una dosis de suerte para que la mezcla salga bien, ya sea con la entrada o salida de algún jugador o con un cambio de sistema afortunado. Pero el papel de la suerte es secundario si el seleccionador es coherente con su plantilla.

Es el caso de la selección española. Luís Aragonés, cuestionadísimo siempre desde el Mundial 2006 y con la selección casi eliminada del Europeo que después ganó, hizo un cambio de rumbo total que convirtió a una selección perdedora en una máquina de ganar. Comenzó echando de la selección a Raúl, Salgado y Cañizares, que envenenaron el ambiente en Alemania y rompían la dinámica de grupo. Después echó cuenta que si en algo destaca la selección española es en tener a los mejores centrocampistas de toque del mundo. Luego, como todo buen entrenador, creó un sistema alternativo por si había lesiones o el partido se complicaba. Así, España pasó a jugar con un 4-4-2 con la alternativa del 4-5-1 (con el que España ganó la Euro a Alemania), renunció a las bandas puesto que ningún jugador en esa posición daba la talla y se centró en jugar por el centro, siempre con una buena mezcla entre peloteros y barrenderos. Con Senna y Xavi en el centro e Iniesta y Silva un poco más abiertos, España cosechó momentos de grandísimo fútbol. Luís Aragonés había dado con la tecla cuando nadie lo esperaba: España tenía, por fin, un estilo ganador. Su legado posiblemente sea el más importante la historia de la selección.

2 comentarios:

Rafadalton dijo...

Muy buen post.

Que Argentina quedase eliminada seria una hecatombe nacional. Más vale que no pase, porque imagino depresiones a porrillo, incluso posibles suicidios.

A nivel local, ¿cómo afectaría a Messi una eliminación? Aunque a priori pueda favorecer a los intereses del Barça, yo creo que sería negativo.

Xals dijo...

A mí parecer, a Messi le afectaría bastante por el hecho de que, aparte de que sea su selección, es el líder del grupo y no ha cumplido hasta el momento con la selección. A Messi con Argentina se le ansioso, con ganas de gustar y encima Maradona, que es un Dios para media Argentina, le presiona. Prefiero que vaya al Mundial antes que tenerlo aquí en verano deprimido.