viernes, agosto 28, 2009

La épica acompaña a los valientes

Comenzó el partido muy bien para el Barcelona. Dominio total de la pelota y llegando cerca del área con asiduidad. El Shaktar renunció a la pelota y se limitó a lanzar contras muy rápidas, con Srna como repetido protagonista. La posesión fue abrumadora para los azulgrana, pero éstos no consiguieron trasladar ese dominio en el campo al marcador, que se mantuvo inamovible en los primeros 45 minutos. El estado del césped, bochornoso que no se haya cambiado y un fiel reflejo del buen hacer de la UEFA, tampoco ayudó al Barça a hacer su juego. Así, lo mejor que vimos fue la nueva variante que introduce Ibrahimovic: Valdés envía un pelotazo largo, el sueco la baja hacia Messi y entre los dos montan la jugada. De ahí nacieron las mejores ocasiones del Barça, aunque ninguna clara de verdad. Especial atención merecen los córners: el Barça tuvo y no remató ni uno. La mayoría los rechazó el portero, otros ni encontraron rematador y otros los sacó el Shaktar. Mal balance para un equipo que presume de trabajar bien la estrategia.

La segunda parte siguió la tónica de la primera. Posesión para el Barça, el Shaktar replegado esperando para lanzar contras rápidas. El Barça siguió con su asedio pero con resultados igual de productivos que en la primera mitad: pocas ocasiones, menos aún claras. No podemos recordar ninguna acción en la que el delantero fallara claramente. Ibrahimovic volvió a ser de lo más peligroso del equipo, pero no tuvo suerte en sus acciones, hasta que fue sustituido hacia el 75 por Pedro, que pasó inadvertido sus minutos hasta la prórroga. Messi intentó hacer la jugada imposible una y otra vez, intentando entrar entre 5 jugadores ucranianos, aunque es justo decir que alguna vez casi lo logra. Al final acabó liándose en una pelea estúpida con Srna que le costó la amarilla, en un detalle poco inteligente del argentino. Al final de los 90 minutos, el resultado de 0-0 mandaba a los dos a la prórroga.

En la prórroga, el cansancio se hizo protagonista. Pocos movimientos unidos al lamentable estado del campo hicieron que en la primera parte de la prórroga sólo viéramos juego horizontal. Alguna llegada del Shaktar hizo despertar a los asistentes al campo, que vieron como los ucranianos aún tenían fuerza y se hacían con el dominio del partido. Fue una visión efímera: el Shaktar no quería el partido, los penalties eran el objetivo. Transcurrieron los minutos y en ese intervalo lo único que cambió fue el campo en el que jugaba cada equipo. Los segundos quince minutos fueron el último intento del extasiado Barça para llevarse la Copa. Disparos lejanos de Messi avisaron al Shaktar de que aún no estaba acabado el partido. Y así, en el 115, Messi en la frontal vio el desmarque de Pedro, que cogió el balón en una posición corporal un tanto extraña y que remató en una posición más rara aún, pero efectiva: el balón, por fin, entró en las redes rivales. El Barça era el supercampeón.

Pedro añadió valor a una copa que en principio era poco importante. La épica de un equipo que nunca dejó de luchar y que impuso su estilo hasta los últimos minutos de la prórroga. El fútbol, esta vez, fue justo. Y Guardiola completa, hasta el momento, la temporada perfecta. El Mundialito de Clubes en diciembre será su último reto para entrar en la historia como el mejor año de la historia del fútbol. El Barça busca la inmortalidad.

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