Y cómo lo hizo. El BATE nunca fue rival, quizá más intimidado por la camiseta del rival que por los que la portaban, pero tampoco tuvo la oportunidad. Ya en la primera posesión, este Barça "B" demostró que jugaba a lo mismo que los grandes, con un rondo gigante en el que todos tocaron la pelota a excepción de Pinto. El inicio marcaría la pauta, con una posesión final del 70%, gran parte de ella en campo contrario. A ese gran dato hay que unirle el de Pinto, que acabó la noche sin tener que atajar un solo balón, aún cuando la entrada de Muniesa en el 58' pasó a significar defensa de tres.
Los goles corrieron a cargo de Sergi Roberto, Pedro por partida doble y Montoya. No vale la pena detenerse en ellos, excepto por un par de menciones: el gol de Montoya, en el 60, llega dos minutos después del cambio a defensa de tres, siendo una consecuencia evidente de la variación táctica; la otra debe ir obligatoriamente a Cuenca que, con sólo 6 partidos en el equipo, apunta a ser uno de los 14 o 15 titulares de Guardiola.
El caso de Cuenca es espectacular. No es como Pedro, un jugador que es 90% esfuerzo. Isaac Cuenca toca, reparte, encara, asiste y marca. Se mueve con una soltura inusual para alguien que no lleva ni 10 partidos jugados. Es el paradigma blaugrana, la demostración que no hay adaptación necesaria para quien ha jugado desde pequeño en los equipos inferiores, a pesar de que la carrera reciente de Cuenca no ha sido exclusivamente culé. Jugadores como él ahorran mucho al club, no sólo porque no hay fichaje, sino porque evitas hacerlo. Jugadores exquisitos técnicamente como Hleb o Ibrahimovic nunca encontraron su lugar en el Barça porque nunca supieron introducir su juego al del equipo. Entrar en el Barça desde fuera exige un reinicio forzoso, olvidarte de todo lo anterior para poder aprender los nuevos conceptos. Necesita de un esfuerzo conjunto de compañeros del vestuario y del propio jugador, de una etapa de duda para luego llegar la confirmación. Asumir que, al llegar, dejas de ser una estrella para pasar a ser el aprendiz.
No todos pueden con ello. Por suerte, siempre tendremos a algún Cuenca.
[Imagen: UEFA.com]